Debido a su gran diversidad fisiográfica y faunística, el patrimonio natural de Villena es de gran importancia en la provincia de Alicante. Sus parajes, dominados por un ecosistema rocoso y calcáreo, poseen un rico valor medioambiental que se manifiesta en un ecosistema con características meseteñas y mediterráneas.

Sobresale, por su altitud y extensión, la Sierra de Salinas, que cuenta con carrascales, pinares y fauna entre la que destaca la gineta, el gato montés o el jabalí. Existe también una gran población de aves rapaces como el búho real, el cárabo y el águila real. Además, posee una microrreserva de flora en la Cueva del Lagrimal, con especies protegidas como la la bracera y la rompepiedras.

Otras sierras destacadas son el Morrón, al norte, la Peña Rubia, al sur, y la Sierra de la Villa o de San Cristobal, en la que se asienta parte del casco urbano. En ellas que encontramos pino carrasco, romero,  enebro, sabina, tomillo o aliaga.

Hacia Yecla y Caudete se extiende la amplia zona de Los Cabezos, un relieve en lomas redondeadas por el viento que alberga una interesante vegetación gipsícola ibérica y de matorrales. Plantas capaces de soportar el ambiente estresante de los yesos y el contraste climático de las altas temperaturas del verano y las fuertes heladas del invierno; como la jabonera, la acelga de salobral, la zamarrilla, la herniaria de los yesos y la siempreviva. Además hay un fragmento de vegetación esteparia con plantas como las artemisias o los jopos de lobo. Especies que se pueden contemplar en la microrreserva de flora ubicada junto al Cabezo Redondo y en la que se ha reintroducido el fartet, especie de pez endémica en peligro de extinción.

Las abundantes aguas que brotaban en toda la zona, unidas a las características de la cuenca, propiciaron la existencia en el pasado de una extensa lámina de agua,  conocida como la Laguna de Villena, que fue desecada a principios del siglo XIX. Estas salinas de interior se alimentan de manantiales cuyas aguas poseen una salinidad muy superior a la del agua de mar, por lo que no es necesaria una gran superficie de evaporación. Al igual que en las salinas marítimas, existe un circuito de balsas, o Saleros, que son comunicadas a voluntad por pequeñas compuertas y en su recorrido se produce la evaporación del agua y la progresiva concentración de las sales hasta llegar al punto de cristalización del cloruro sódico. Las tres salinas son: las del Salero Viejo o Salero de la Redonda, el Salero de Penalva y las del Salero Nuevo, también conocido como Salero de Requena o Salero de la Fortuna. El origen de las dos primeras se pierde en el tiempo, pero en cambio la última es de más reciente implantación.

Compórtate en la naturaleza:

  • Deja el lugar limpio. Deposita tu basura y, si puede ser, la que te encuentres, en la población más próxima.
  • Respeta el camino. No traces atajos, harás un importante favor al ecosistema.
  • El fuego es el peor enemigo de la montaña. No enciendas hogueras y si no fumas, mejor. Respira aire puro.
  • Respeta las plantas. No arranques plantas ni flores: toma notas, haz fotos.
  • Observa a los animales sin molestarlos. Si llevas perro, hazte responsable de él.
  • Respeta las propiedades privadas. Cruza las tierras de cultivo por senderos.
  • Usa correctamente las instalaciones recreativas. No las dañes, sigue las normas básicas de comportamiento.
  • Olvídate de los vehículos a motor. El ruido es una forma de contaminación. Disfruta del silencio.